Eduardo dando un rollo

Cápsula 2

Efectivamente, el considerar que la realidad se mueve más por ambientes que por estructuras, organizaciones o clases, y que hace falta un profundo conocimiento del ambiente propio para transformarlo, distinguiendo muy bien quienes tienen en él luz o entidad propia y quienes configuran «el ambiente» propiamente dicho –o «la masa»– centrándose en los primeros y aplicando una estrategia muy diferenciada según permanezcan éstos en el ámbito del «nosotros» o de «los otros», constituye la espina dorsal del posterior movimiento de Cursillos cuando es genuino. Lo que se completa si se tiene en cuenta que, según este esquema, para captar a «los otros» lo necesario en primer lugar es captar su corazón, y sólo después intentar iluminar su cabeza, para en último lugar imantar su voluntad. Este será precisamente el recorrido psicopedagógico del cursillo de cristiandad, quintaesenciado. Como se advertirá que, para los ya incardinados en un «nosotros», el proceso es radicalmente inverso –voluntad, cabeza, corazón–, lo que plasma en esencia la metodología más identificadora del postcursillo. Y como se comprenderá que al hablar del ambiente en general, el esquema delineaba ya las pautas definitorias de lo que más tarde conoceremos como precursillo.

Tras el gesto de los representantes de la Acción Católica Nacional de incorporar a Bonnín como profesor de los Cursillos de Jefes de Peregrino, se produjo con naturalidad la entrada de Eduardo en aquella organización seglar de la Iglesia, donde se le recibió con esperada confianza, en un momento en que Ferragut, por razones reglamentarias de edad, tenía que dejar la presidencia diocesana, lo que originaba una inevitable recomposición del Consejo. El nuevo presidente, José Font, que era al propio tiempo Director del Instituto de Enseñanza Media de Palma, propuso la designación del recién llegado para una de las vocalías del Consejo Diocesano, la de «reconstrucción espiritual» –curioso nombre, con evidente sabor de postguerra, que casualmente expresa de forma muy gráfica la labor que a Bonnín le esperaba–.

2 de 10


0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *