También respetó íntegramente los esquemas de las cinco charlas sobre la Gracia que en los Cursillos de Peregrinos impartían los sacerdotes, para no inmiscuirse en su terreno.
En cuanto a la conducción del ambiente propio del Cursillo, alteró sustancialmente los cometidos del equipo de «profesores», cuidando de que aparecieran al servicio de los asistentes y no segregados de ellos (servir la mesa en las comidas, presencia en las charlas y en todos los demás actos, etc.), y tratando de que alcanzaran con todos y cada uno una relación realmente personal (labor «de pasillo»). Por otra parte, adaptó los resortes de relajamiento del ambiente, fomentando los chistes y las canciones no religiosas ni meramente folklóricas; reforzó la acción de los grupos o decurias, etc.
Para mí no cabe ninguna duda de que el cursillo de cristiandad nació de este trabajo de Bonnín de repensar de arriba a abajo el Cursillo de Jefes y Adelantados, para adaptarlo a un fin radicalmente distinto y a una mentalidad que juzgó también radicalmente innovadora, que se expresa en el esquema tantas veces mencionado de «Estudio del Ambiente», ya incorporado previamente a los Cursillos de Peregrino, al menos en Mallorca.
Las primeras dificultades de Bonnín para que le dejaran poner en práctica su novedoso método, se centraron en su pretensión de que un mismo sistema hubiera de servir para personas de diferentes niveles culturales y sociales, y para gentes descreídas y gentes con fe. Esa fue la primera «piedra de escándalo», que Bonnín intentaba atajar con citas de textos de autores hoy quizás un tanto olvidados, pero que creo interesante recordar ahora porque en aquel momento tuvieron un determinado peso conceptual o metodológico en el alumbramiento de los Cursillos. Se trata, entre otros, de Beda Hemegger, del Padre Will, de Alfredo Mª Cavagna, del Padre Cruz Ugalde, del Padre Charles o de Chautard, que investigaban –más que teorizaban– sobre lo que el «apostolado seglar» podía y debía ser.
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1 comentario
Mauricio · 12 agosto, 2020 a las 7:06 pm
Gracias Carlos por difundir y mantener presente la memoria y darnos a conocer como se fue forgando el Movimiento en sus inicios. Cada vez que os leo, aprendo y logro entender muchas cosas. Dios te bendiga a tí y Sra esposa por su entrega incondicional. De Colores! Mauricio Munguia